Una lata sin contenido
- Lore Agudelo
- 28 sept 2017
- 6 Min. de lectura
Una lata sin contenido
Lore Agudelo
Estudiante grado 11° jornada mañana
Institución Educativa Agustín Nieto Caballero
Jueves 21 de Septiembre 2017
“Existen todo tipo de amor en este mundo, pero nunca el mismo amor dos veces.”
Yovivodemivoz (2013)
“Trabaja en lo que amas para así no tener que trabajar ni un solo día de tu vida.”
Escobar(2017)
El mundo está lleno de oportunidades, después el trabajo está en ser astuto y poder sacar provecho de ellas. Me encantaría decir que las he aprovechado, pero poniendome a analizar las cosas, me doy cuenta de que en realidad, he dejado pasar muchas de las oportunidades que se me han presentado a lo largo de mi corta vida. Teniendo claro esto, deseo presentarles a continuación, de lo que estaré hablando durante este ensayo (espero que sí lo sea en realidad ya que he puesto mucho esfuerzo para que esto me salga bien, y no digo que se me haya hecho difícil redactar, más bien se me ha complicado el hecho de transcribir. Primero porque no tenía un dispositivo para poder pasarlo en limpio, después por el tiempo y también por las vacilaciones respecto a la presentación del presente ensayo).
Es simple, entrando en materia, el ensayo que estás leyendo en estos momentos es el resultado de un trabajo propuesto por mi profesor de lenguaje con el fin de enseñanos a redactar y ser conscientes de lo que es verdaderamente un ensayo (aunque él no lo haya aceptado, tengo la certeza que así es). Así las cosas, W. A. Vicuña, mi profesor de lenguaje propuso a la clase redactar un ensayo sobre otro ensayo La herencia y la impostura. Un ensayo demasiado crítico respecto al concurso donde se presenta y sorprendentemente gana. El tema que Vicuña propuso para los que “por cosas de la vida no desarrollan una inquietud al leer el ensayo” es: “¿Por qué crees que el autor de ensayo gana el concurso de estímulos a pesar de ser crítico con él?”. No es por alardear pero mientras leía, las personitas que se alojan en mi cerebro emprendieron su trabajo como locos relacionando todas las palabras que recorría con mi mirada y empezaron a hacerme ver cuán equivocada estaba. En primera instancia, un recuerdo ya casi olvidado por completo, vuelve a la vida al empezar con la introducción del texto. Pero antes de empezar a centrarnos más en el tema, quiero que tengas presente que en este ensayo no voy a hablar de latas, si tú eres un aficionado por las latas, te aconsejo que no sigas perdiendo el tiempo leyendo mi contenido, pues básicamente porque talvez al final de la lectura te des cuenta que la lata soy yo.
Quiero decir que me sorprende el rumbo de todo esto. Recuerdo que estaba ansiosa por hacerlo; me encanta la literatura y de hecho llevo 2 años leyendo en forma. Es poco tiempo en realidad; pero ahora veo la vida distinta y me atrevo a decir que soy una cobarde. Incontables veces he tenido ideas para empezar un escrito propio, una historia para ser más precisos, pero a la mitad del camino mi ánimo se tira al suelo jadeando y me mira diciendo que no me acompañará más, que soy pésima en lo que hago y finalmente caigo rendida a su lado y me quedo viendo como los otros corredores siguen su camino pasando por encima de nosotros. Por lo general, mi ánimo se pierde cuando nace el miedo a la posibilidad de que alguien que me conozca lea lo que escribo; quiero decir, mi estilo son las novelas y me inspiro en situaciones de la cotidianidad, ya sean propias o de alguien más. Allí es donde nace el miedo, el miedo a que una persona que me conozca encuentre que hablo de ella. En este preciso momento es donde mueren antes de nacer todas aquellas historias que tendrían la posibilidad de hacerme conocer en el mundo de lo que amo.
Hoy, dándole vueltas, vueltas y más vueltas al asunto, pienso que tal vez nunca debí dejar todo de lado en vez de seguir ese sueño loco de poder escribir un libro. Poder reconocerme, ¡¡ser exitosa!!. Leyendo el ensayo de Cesar, mi ánimo vuelve a levantarse con energías renovadas y me empuja para ponernos de nuevo en marcha y de ese modo nuestros nombres vuelvan a estar en el tablero de posiciones. Es decir, este hombre escribe en su ensayo sin temores, con sinceridad desbordante y muestra por delante de todo su astucia. Salazar es para mí lo que Sensini para él. Partiendo de ahí, en su texto, César muestra que ha decidido empezar a escribir como su ídolo. Es por esto que decide ser descarado a la hora de hablar del concurso del que espera recibir algo a cambio, de aventarle a la cara lo que muchos se han tragado.
Este ensayo me ha enseñado bastante: un dramaturgo y sociólogo muy crítico pudo ganarse un concurso de ensayo ¿Que me hace pensar que yo; una estudiante en grado 11 de un colegio casi olvidado por el gobierno, que, además está enamorada de la literatura (no tanto pero sí sueña muy alto), no puede arriesgarse a ver qué pasa?. Está claro que Cesar como yo, sintió miedo y sintió que todo lo que escribía estaba cargado de estupideces sin sentido, tal como lo expresa en su introducción (!) sí, en su introducción : "… tal vez lo más adecuado para mí sería aplica el premio de ensayo, a pesar de que hasta el momento yo creía que tenía mayores opciones si formulaba un proyecto serio (no como éste que estoy escribiendo acá...)"(Salazar 2013). Es de humanos pensar en qué digan los demás. Un profesor dijo alguna vez que incluso, aunque digamos que nos vestimos por gusto propio siempre pensamos en lo que dirán los demás. Lo ideal sería que cuando metamos nuestra cabeza por un hueco, saquemos también el cuerpo sin importar de cuánto sea su diámetro, pues en resumidas cuentas nosotros fuimos los que hicimos el cálculo antes de ingresar allí.
En efecto, desde hace dos meses que hace que estoy trabajando en la lectura de La herencia y la impostura, tambien estoy buscando la manera de retomar aquella historia que el día de hoy me mortifica porque le quite la posibilidad de enamorar a muchos de sus lectores. Además me atormentan las súplicas de esos lectores que quedaron iniciados y les encantaría saber qué es lo que sucederá. La verdad es que ni yo misma en estos momentos sé cómo continuará. Recuerdo que tenía muchas ideas de cosas para mi historia, mi amada historia. y como lo dijo César David en su texto:
“Me tengo que parar otra vez. Tengo que ponerme el uniforme de gestor cultural ( una camisa a cuadros, de botones; tengo cuatro) y salir de la casa. Pero, ah, tener que bañarse; luego vestirse, lustrar los zapatos, peinarse, con la cabeza aún en marcha, llena de ideas, ideas que se van muriendo a medida que uno va recordando las tareas del día, las reuniones(¿ay, las reuniones!), las diligencias; esas ideas se pierden para siempre, No es cierto que uno pueda planear lo que escribirá después. Eso ya nos lo había advertido entre otros Robert Musil cuando, según escribe en sus diarios, creyó que después de un buen paseo por la ciudad podría dejar para después la descripción poética de las calles que había visto y que había aprehendido vívidamente por un instante; cuando, al día siguiente, intenta recuperar esa idea, ya es demasiado tarde y luego la decepción sobreviene ”(Salazar 2013)
Ahora sé que básicamente tendré que empezar de nuevo con la escritura confiando en que en mí florezca la inspiración y que lo que yo escriba sea agradable a muchos lectores, y porque no, se pueda incluso sacar en físico. Eso realmente sería una gran meta por alcanzar, el poder ser reconocida por los que escribo. en ocasiones, cuando escribo me imagino que un crítico empieza a hacer su magia con mi trabajo e incluso yo misma me imagino siendo la crítica poniendo en acción mis habilidades, pero la verdad es que según yo, no soy tan buena al momento de criticar algo; de ser así este ensayo no hubiera ido enfocado a este tema, sino tal vez a uno que respondiera mejor la inquietud que nos dejó a mis compañeros y a mí el profesor de castellano.
En pocas palabras, después de que mi profesor de castellano me pusiera a leer La herencia y la impostura, y eficazmente lo hiciera. Empecé a reflexionar seriamente acerca de mi posición como escritora. No es que César sea el mejor escribiendo. Lo que se le da mucho valor es que él en La herencia a pesar de todos esos sentimientos encontrados en varias ocasiones, sigue adelante con lo que empezó. Esa locura de tomar el valor de decir o más bien criticar lo más recóndito y oscuro del concurso de ensayo a que él enviaría el suyo para participar y con la firme convicción de que lo ganaría.
Referencias
YOVIVODEMIVOZ (2013, 10 de Febrero): Nunca, nunca, nunca… [El carpe diem en su mejor verso"La inspiración te busca, deja que te encuentre aquí."] de https://ereselcarpediemensumejorverso.wordpress.com/tag/oportunidades/
SALAZAR, Cesar David (2013): La herencia y la impostura. alcaldía de Pereira, Instituto Municipal de Cultura y Fomentos al turismo, Pereira.
VÁSCONEZ, Adolfo (2017, 1 de marzo): Amar lo que haces [roast brief] de http://www.roastbrief.com.mx/2017/03/amar-lo-que-haces/
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